Con un día que desafiaba ser difícil por el clima, nos reunimos los 7 en el parking público más alto del parque regional de sierra espuña. Empezando la marcha hacia Pedro López, un punto geodésico de más de 1500 sobre el nivel del mar, una manada de arruis se dejaron ver en lo alto de una cresta, donde el bosque se perdía en una calva forestal.
Por algún motivo que desconocíamos lo tratamos de lo más normal y seguimos la marcha. Tan pronto estamos inmersos, incluso en los propios caminos forestales y senderos, aparecen rastros, mires por donde mires. Con la atención volcada en leer el terreno y las historias que cuentan los animales que pasaron por allí, seguimos entre heces, alguna vaga huella por la falta de lluvias y nieves, alguna que otra cerda en pasadas charcas hechas polvo, y un sinfín de sonidos a nuestro alrededor.
Haciendo más esperas que recechos fuimos divisando panorámicas enormes donde se dejaron ver, durante todo el día, una quincena de buitres leonados, una tímida águila calzada que iba y venía, chovas piquirrojas con su característico jaleo, y, entre algunos otros, un majestuoso halcón peregrino que se dejó ver en vuelo y posado.
Tanto a la vuelta como por la tarde pudimos ver no solo algunas manadas más de arruis, sino además un gran macho de Capra pyrenaica hispánica y dos hembras de la misma con una joven cría.
Ya la tarde se fue torciendo como esperábamos y apenas tuvimos suerte de avistamientos. Lo más importante del día, aun así, de largo, fue el grupete bien guapo que entre risas y disfrute de la naturaleza hicimos el pasado sábado.
Gracias a los compis por las fotos que hicieron para el recuerdo.
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